Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria de la Viña

Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria de la Viña

Su arquitectura de línea italianizante y sus colores celestes y rosados pasteles, la posicionan como otra de las obras monumentales relevantes de la ciudad. Los archivos históricos afirman que su edificación original era de estilo colonial, pero debido a su estado desmejorado en 1884 fue reemplazada por el imponente estilo actual.

La Virgen de la Candelaria de la Viña es su santa patrona, venerada todos los 2 de febrero en una procesión con la imagen de la virgen peregrina conocida como la “Sentadita” en su honor.

Este emblemático templo fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1982.

La denominación de la Viña y el culto a la Virgen tiene su origen en el S.XVII cuando la familia Fernández Pedroso poseía su finca bajo esta denominación en el Valle de Siancas. Junto al paraje donde se plantaron las primeras cepas de vid se erigió hacia 1625 una capilla que por su “mucha decencia y ornato” fue considerada apta para sede vice parroquial de la Iglesia Matriz salteña y constituyó el punto de veneración a la Virgen de la Viña. Fue tal el atractivo de la capilla y su imagen que pronto se la conoció popularmente como “el santuario de nuestra señora”.

La actual iglesia de la Candelaria de la Viña, ocupa el sitio donde existiera una ermita del Señor Nazareno y fuera cementerio de españoles. 

En la segunda mitad del Siglo XVIII el vecino Manuel Martínez la agrandó y ornamentó adecuadamente, pero en 1799 presentaba un estado ruinoso y el mayordomo Enrique Paz recolectó fondos para su reparación. 

En 1836 Doña Teresa de Jesús Cornejo emprendió una gira limosnera por Bolivia y Perú pidiendo donativos para continuar con los trabajos del templo. Fue un viaje a caballo el cual lo hizo en compañía de la Virgen del Rosario Sentadita, cuyo cuerpo había sido modelado para que se adaptara al caballo.

A impulso del presbítero Isidoro Fernández -y el aporte colectivo de la comunidad que acarreó piedras, donó jornales y recogió ofrendas-, se habría de comenzar un nuevo templo en 1853.

En 1884 la antigua Iglesia colonial fue reemplazada por esta imponente construcción de líneas italianizantes, encargada a la Empresa de Noé Macchi. Su torre se terminó en 1908, con otros proyectos.  

Dato de color

¿Sabías que este recinto sirvió de hospital cuando se desató la epidemia de cólera en 1886?

Está compuesta por dos partes: la inferior, que demuestra corresponder a una imagen de talla completa que ha sido desbastada y de la que sólo se conservan restos de los paños en la parte del ruedo. El tipo de pliegues al apoyar la túnica sobre la peana nos permite afirmar que se trata de una imagen probablemente española del siglo XVII. La parte superior no coincide en su diámetro con la otra, siendo además del tipo característico de las figuras de candelero, en las que se talla someramente un torso, cuyos brazos se articulan en los codos; articulaciones que, como las de las muñecas, hoy aparecen fijas. Esta tipología corresponde sin duda a la producción americana del siglo XVIII. La cabeza tiene en la frente, carrillo derecho y cuello, hendiduras que recuerdan el ataque que esta imagen sufriera a manos de los indios. Está revestida con túnica y manto de tela modernos, lleva peluca de pelo natural, y ciñe su cabeza una corona de plata repujada, fundida y cincelada. Con su mano derecha sostiene el cirio. El niño Jesús, a quien María sujeta con su brazo izquierdo, es de talla completa. También a él se le han fijado las articulaciones del codo. Está bendiciendo y sostiene con su mano izquierda la canastilla con las palomas. Debido a los recientes y toscos repintes, cuesta reconocer en esta imagen aquella que publicaran los estudiosos Migue Solá y Atilio Cornejo en sus respectivos trabajos. Es muy ilustrativo al respecto un párrafo del historiador salteño Bernardo Frías, que extraemos de sus Tradiciones Históricas de Salta: “La imagen (sin que podamos afirmar fuera la misma del prodigio) se la conserva todavía con la herida del degüello y la sangre vertida; siendo de advertir en bien y fama de la honradez de nuestra pluma, que aquellas manchas rojas imitando las de sangre, son puestas por el pincel del pintor no por la daga del indio; pues en mala hora para la Virgen, para su culto y para la fe, se ordenó -por no sé qué estúpido de aquellos que nunca faltan, metidos de vez en cuando en los gobiernos con lo que no conocen ni entienden- fuera retocada la vieja imagen”.

Cristo de la Viña El Señor o Cristo de la Viña 

Es una iconografía característica del período colonial. Fue bastante difundida por la escuela cuzqueña de pintura en la región del altiplano peruano-boliviano y en el Noroeste argentino. Se la tomó, con escasas variantes, de un grabado de Jerónimo Wierix muy conocido en toda la América española. Óleo sobre tela de 1,769 x 1,31 m., realizado posiblemente en Cuzco a mediados del S. XVIII. Una interesante iconología que nos remite al Sacrificio Divino y a la Salvación. Se puede observar, arriba a la derecha, a Dios Padre rodeado por cinco querubines accionando la prensa, que es la Cruz sobre la que se ha posado el Espíritu Santo. Jesús, en tanto, soporta el madero sobre sus espaldas. Está sobre el lagar pisando los racimos de uva que aportan los Apóstoles y que pueden verse a la izquierda del cuadro. De las llagas surgen chorros de sangre que se vierten en la cuba. El líquido es recogido en un cáliz por los dos ángeles. Se ubican en un primer plano, vestidos con dalmáticas. La Virgen María, ubicada a la derecha, en su calidad de corredentora acompaña con sus dolores los de su hijo. Un grupo de niños o jóvenes se acerca, por la izquierda, al lagar místico. Al fondo, en una perspectiva aérea muy lograda, se observa un paisaje idealizado de arquitecturas y otros personajes realizando la vendimia. El tratamiento de las 73 carnaduras, la composición de la obra (dominada por la figura de Jesús en una perspectiva que nos lo hace aparecer como monumental), la ya mencionada perspectiva aérea del fondo y el claroscuro de los rostros nos habla de una obra de gran claridad realizada por un verdadero maestro. Es interesante observar que siglos antes del Concilio Vaticano II se haya hecho una interpretación delicadísima de las Sagradas Escrituras. En la pintura se pone en claro que es Dios Padre quien acciona el mecanismo que pone en marcha la Pasión y muerte de su hijo. No hay mención alguna de los ejércitos de ocupación de Galilea, ni del gobernador romano de la provincia ni del pueblo judío. Ellos no fueron más que instrumentos circunstanciales.

Es uno de los más notables ejemplos de la arquitectura clasicista italiana en la Argentina  y se emparenta directamente con las propuestas de las fachadas de S. Francisco de Salta y Catamarca en cuanto a las dimensiones de su hastial, el recorte y efecto de silueta, el aligeramiento mediante pináculos y macetones.

EXTERIOR

La fachada se plantea en tres cuerpos-dos cuerpos y ático-, el último de los cuales se aligera en los laterales con pináculos de perfil movido, dispuestos simétricamente, coronado el recorrido vertical de las columnas; que engarzan en remate con la nave central. El acceso se realiza por tres arcadas enmarcadas por pilastras combinadas, seis pares de columnas corintias que sostienen un vibrante entablamento.

Templo Interior

La planta es de cruz latina, con tres naves y crucero acentuado con ábsides en semicírculos idénticos al del ábside central, precedido del profundo presbiterio que incluye el altar mayor y comunica lateralmente con la sacristía y dependencias interiores.

Cúpulas

El templo de La Viña presenta un sentido de masa, de volumen fuerte, enfatizado por la solución de la cúpula y de las bóvedas de cruceros y presbiterio que constituyen propuestas insólitas en el perfil urbano salteño.

Las cúpulas, están cubiertas por azulejos procedentes seguramente de Pas de Calais.

Torre

La Viña tiene la segunda torre más alta (44 mts) de Latinoamérica después de San Francisco (54 mts). El autor del proyecto fue el ingeniero alemán José Enrique Teodoro Rauch. En 1895, el ingeniero donó el plano a la Iglesia y dirigió la obra hasta la primera etapa que se hizo en 1896.  La segunda etapa la concretó el arquitecto Riguetti en 1908.

El 10 de agosto de 2003 se recuperaron los planos originales del campanario de la Viña, el plano de tela de 108 años, de la torre de la Iglesia de la Viña.

El diseño de la torre retoma una interesante temática de volumen aislado, separada del templo y vinculada al mismo por una pasarela de acceso al coro.

INTERIOR

Las naves laterales, flanqueadas por altares, tienen una cubierta de menos altura que la bóveda de cañón corrido de la nave central, permitiendo la iluminación. Por el efecto de monumentalidad que provocan, se destacan los enormes pilares con media columna adosada sobre pilastras para sostener los arcos estructurales.

Tampoco pasa inadvertida su cúpula principal, originada sobre pecinas. Un tambor cilíndrico se apoya en ella y tiene ventanas de escasas dimensiones que brindan luz y ventilación al interior, el remate tiene forma de cupulín. En su interior está pintada la familia de Cristo: abuelos, padres y tíos.

Se puede notar que, sobre el presbiterio, a mano izquierda, hay un balcón que mira hacia el altar. Antiguamente, las mujeres, especialmente las viudas, escuchaban Misa desde allí, cuando no podían mezclarse con los hombres. Una curiosidad para nuestra época.

¿Sabías que el artista Aristene Papi también pintó un mural en esta Iglesia?

Dato curioso

El ingeniero alemán José Enrique Teodoro – Rauch, proyectista de las torres campanarios de las iglesias de la Viña y de San Francisco, también proyectó la traza y el sistema ferroviario sin cremallera del tren a las Nubes que 21 años después sería ejecutado por el Ingeniero Richard Maury.

Ubicación

Dirección: Alberdi 485

Tel: 0387 4213237

Web: www.iglesialaviniasalta.com.ar