En todos los cementerios del mundo existen tumbas, que por la particular historia que rodea la muerte del difunto, despiertan la devoción popular.

PEDRITO SANGÜESO

El niño protector de los estudiantes

Nació el 26 de junio de 1956 en plena Puna cerca de Santa Rosa de Tastil junto a su mellizo Pablo, quien falleció a poco de ver este mundo.

Su madre, Ángela Sangüeso los tuvo a los 33 años. Era una humilde pastora de ovejas que vivía en La Capilla, en Santa Rosa de Tastil. Su padre, era el comisario Julián Barboza, jefe del Destacamento de la Estación Gobernador Solá, del Ramal C14.

El comisario, tuvo 4 hijos con Angela, pero nunca los asistió. Cuando Pedrito tenía 4 años se lo pidió a Angela para que su cuñada Purísima Copa lo criara en la ciudad de Salta. Ante la falta de medios para alimentarlo y mantenerlo, Angela accedió a darlo en “adopción” para que Pedrito pudiera estudiar.

La horrenda muerte de Pedrito Sangüeso a los 6 años, el domingo 19 de mayo de 1963, astilló los corazones de miles de salteños que hoy lo consideran “un niño milagroso, protector de los estudiantes”. 

Fue su primo Pablo Copa, un mecánico de 20 años, quien lo vejó y lo golpeó hasta creerlo muerto. Sin que nadie lo viera, llevó el cuerpo hasta un aljibe en la cortada de ladrillos “Robledo” y lo tiró. Con el agua, Pedrito volvió del desmayo y comenzó a gritar, por ello sin compasión, Copa buscó un palo largo y lo hundió hasta ahogarlo.

En el Cementerio de la Santa Cruz, es una de las tumbas más visitadas y veneradas por los salteños. Estudiantes de todas las edades dejan objetos personales como ofrendas y agradecimientos, como lapiceras, cuadernos y apuntes, esperando recibir su bendición en sus estudios.

No se trata de un santo, sino de un alma bendita.